A Andrés
me fumo un porro, y cuestiono el ocaso.
o a caso es la ausencia, que del viento ocurre,
casi por accidente,
del remembrar palabras;
remembranza de antaño cálida;
naranja-luz-caminata-café,
porro.
uno sin duda no escoge el infortunio, ni mucho menos la distancia. pero el poeta osa proezas que la naturaleza desconoce en el caer de las hojas; el insufrible, y a la vez palpable, transcurrir del tiempo.
hoy fue el porro, ayer fueron las palabras correctas, el silencio complice, el abrazo de cuando lo necesitaba, o el hogar que no tuve.
Pero siempre es el viento.
siempre es el viento que trae a la memoria la conciencia de un pasado que ya no es, por que la condición de lo vivo es arrostrar el tiempo. Pero es el viento también el que le da vida a la memoria, para recordar que todo aquello que sostiene este humilde saco de huesos es un cúmulo rizomático de experiencias, suertes y coincidencias.
supongo que el viento hoy solo pasa a recordarlo. a atestiguar que ahí sigue, y seguirá. y que de esas memorias que sirven de leña en esta fogata que mantiene el punto de reunión para futuros encuentros; hoy dejo estas palabras para mantener calor y arropo.